Narrativa
Gabriella Campbell
Algunos de los grandes iconos de nuestro tiempo lo son, posiblemente, gracias a su muerte temprana. Ahí tenemos a Kurt Cobain, al Che Guevara y a Stieg Larsson. Larsson vende libros como rosquillas tras su fallecimiento, Nirvana nunca fue tan popular como tras el disparo fatídico de Cobain, y ahí tenemos las camisetas, llaveros y demás parafernalia del Che. Un caso semejante es el del estadounidense David Foster Wallace, cuyo estatus de best-seller ha crecido exponencialmente desde que decidiera terminar con su vida allá por el 2008.
Y por supuesto ha surgido, como en el caso de Larsson, el peliagudo asunto de la novela póstuma. Lo que tienen los escritores es que, generalmente, suelen escribir bastante, y en el momento de su suicidio, Foster Wallace ya tenía apiladas hojas y hojas de novela, notas y apéndices varios para la que sería su próxima obra, El rey pálido. La novela fue encontrada por su esposa, Karen Green, mientras ordenaba el garaje.
Recientemente, en el New Yorker, que ha publicado por adelantado un extracto de El rey pálido, Jonathan Franzen escribió sobre el tema de la depresión en la escritura, y concretamente sobre la obra de su amigo Wallace. Franzen especifica que, si bien Wallace era indudablemente una persona deprimida, sus obras no lo son, a pesar de sus temáticas acerca del tedio y lo insignificante. Franzen aduce que la cercanía que ofrecía Wallace con sus lectores, la presentación de lugares y textos en los que se podían perder hasta hacerlos propios, era un bálsamo para el espíritu triste y solitario. Lo que no es discutible es que Wallace también era un perfeccionista, y parece ser que esta obra póstuma, que será publicada por la editorial Little, Brown and Company en el próximo mes de abril, está llena de párrafos pesados y complejos que posiblemente el autor no había llegado a editar. La gran cantidad de libretas y documentos repletos de anotaciones indica que la obra no estaba, ni mucho menos, terminada. Así que volvemos a un punto que hemos discutido otras veces en esta página: ¿Justifica la adoración de sus fans y la llamada eterna de la literatura el que se publique una obra que no había sido autorizada por su dueño? ¿Se revolvería Wallace en su tumba de saber que su última creación estaba sin pulir? ¿O el abandono de ésta en un garaje revuelto, junto al terrible estado anímico del autor, indica su absoluta indiferencia hacia el futuro de su rey pálido? El editor de Wallace, Michael Pietsch, ha conseguido reducir más de mil páginas de documentación a 400 páginas de novela, que ha obtenido una recepción crítica más o menos unánime: Si bien El rey pálido no es, ni mucho menos, la mejor obra de Wallace, y no hace justicia a monumentos literarios como La broma infinita, sigue siendo una lectura obligatoria por el tono agridulce del escritor y por su absorbente capacidad estilística. A pesar de todo, uno no puede dejar de pensar que la existencia de una obra narrativamente inconclusa, casi tejida a mano por otra persona, puede ser, más que un afortunado agregado a la carrera ascendente de Wallace, un triste recuerdo de lo que fue un autor brillante.
Fuente: Lecturalia
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Mondadori publicará en otoño 'El Rey pálido'
La obra póstuma de David Foster Wallace
Europa Press – dom, 7 ago 2011 MADRID, 07 (OTR/PRESS)
La editorial Mondadori publica 'El Rey pálido', la obra póstuma de David Foster Wallace, donde reflexiona sobre el aburrimiento y la felicidad. En septiembre de 2008 David Wallace, que sufría una fuerte depresión, se suicidó en su casa de California.
'El Rey pálido' se centra en los funcionarios del Centro Regional de Examen de la Agencia Tributaria en Peoria, Illinois, que le parecen de lo más normales al recién llegado David Foster Wallace.
Pero a medida que se sumerge en una rutina tan tediosa y repetitiva que los empleados reciben un entrenamiento para sobrevivir al aburrimiento, se adentra en la extraordinaria variedad de personalidades que siguen la extraña llamada de hacienda, justo en un momento en el que algunas fuerzas dentro de la Agencia Tributaria están planeando eliminar la poca humanidad que todavía le queda al trabajo.
David Foster Wallace (Ithaca, Nueva York, 1962-2008) era para muchos el novelista más importante de su generación. 'The Broom of the System' (1986) significó su debut, y tres años más tarde publicó 'La niña del pelo raro' (Literatura Mondadori, 2000), relatos con los que captó la atención de la crítica.
Su siguiente obra es la monumental y reconocida novela 'La broma infinita' (Literatura Mondadori, 2002) y que ha sido considerada por la revista Time una de las 100 mejores novelas escritas en lengua inglesa.
Fuente: YAHOO!
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