Economía (general)
Debido a la crisis económica, el Gobierno ha suprimido sus medidas sociales y ha implantado recortes impopulares en un año y medio. Para evitar elevar la deuda, ha eliminado el cheque bebe, ha bajado los salarios a los funcionarios, ha subido el IVA, entre otros cambios. ¿Cómo han afectado estas modificaciones a las familias?
El Gobierno lleva este martes al Pleno del Congreso el último decreto-ley de medidas antidéficit para su convalidación, en una sesión que ha sido convocada por el presidente de la Cámara Baja, José Bono, de forma extraordinaria. |
Nos encontramos en el año 2008. La familia García vive feliz. No tiene grandes lujos. Los ingresos familiares son suficientes para pagar gastos y darse sus pequeños caprichos. Mercedes trabaja en una inmobiliaria vendiendo pisos. Una tarea que no le cuesta mucho. Las comisiones son la alegría de su salario.
Su marido, Juan, es funcionario y trabaja para el Estado. Su sueldo no es para tirar cohetes, es administrativo, pero cuenta con la estabilidad laboral. El matrimonio García tiene tres hijos. La mayor se llama María y está casada. Espera aumentar su familia en breve.
El segundo de los hijos se llama Víctor. Trabaja en una compañía como contable. Encadenó un contrato de prácticas con uno temporal en la misma empresa. Confía en pasar a ser indefinido, lo que le dará estabilidad laboral para pedir un préstamo al banco y comprar una casa.
El más pequeño de la casa se llama Jorge. Está estudiando periodismo y hace prácticas en un periódico. Confía en pasar de ser becario a redactor en los próximos años. El último miembro de la familia es el abuelo Manolo, que sobrevive gracias a la pensión de jubilación que le ha quedado.
Año 2011
Esta es la foto de la familia García de hace tres años. Ahora esa situación ha cambiado. Volvemos a 2011. Mercedes ha sido víctima del estadillo de la burbuja inmobiliaria. No se vende ni un piso.La empresa le ha despedido. Su indemnización se ha quedado en una migaja, con la reforma laboral que abarató el despido. La promotora le pagó 25 días por año trabajado frente a los 33 de antes.
Menos mal que Juan es funcionario. Hay una nómina que entra en casa, pero a él también le ha afectado la crisis. El Ejecutivo bajó el salario una media del 5% a los funcionarios. Así que su retribución ha menguado.
Además de que los ingresos de la familia García han bajado, tampoco cuentan como contribuyentes españoles de los 400 euros que prometió el presidente del Gobierno en la precampaña electoral de 2008.
Menos dinero en los bolsillos y más cara la vida. Mercedes con 100 euros hacía la compra de la semana para la casa. Ahora esa cantidad es superior, debido a que el IVA ha crecido del 16% al 18%. Una subida que sumada al encarecimiento de las gasolinas y la hipoteca ha elevado los gastos de la familia.
La hija mayor, María, también sobrevive y eso que ahora tiene que alimentar una boca más. En enero de este año, nació su primer hijo, pero no ha llegado a percibir el cheque bebé de 2.700 euros que daba el Gobierno.
Los sueños de Víctor de comprarse un piso se han evaporado. Continúa trabajando en la empresa como temporal y su idea de pasar a ser indefinido se ha esfumado. Ya se lo ha comunicado su superior. La actividad de la empresa se ha congelado, por lo que le prorrogarán esos contratos temporales hasta que pase la crisis, tal y como establece la nueva normativa.
Víctor sabe que esa inestabilidad laboral le cerrará las puertas a acceder a un préstamo y adquirir una casa. Tampoco disfrutaría de las deducciones ficales por comprar una primera vivienda. La precariedad laboral es mayor aún para el pequeño de la familia García. Su jefe le ha comunicado que debe apuntarse a un curso de fotografía para que le puedan hacer un contrato de formación.
Trabajará seis horas semanales, oficialmente le matiza su jefe, y cobrará 641 euros que es el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Pese a las pésimas condiciones, Víctor es consciente que es la única forma de quedarse en el periódico. Lo peor de todo es que esa situación de trabajar y estudiar se puede prorrogar hasta los 30 años, según el último cambio.
Por último, el abuelo Manolo ha dejado de ir a tomar café todas las tardes con sus amigos en la asociación. ¿El motivo? Ha perdido capacidad adquisitiva proque su pensión se ha quedado congelada, mientras que los precios crecen.
Su marido, Juan, es funcionario y trabaja para el Estado. Su sueldo no es para tirar cohetes, es administrativo, pero cuenta con la estabilidad laboral. El matrimonio García tiene tres hijos. La mayor se llama María y está casada. Espera aumentar su familia en breve.
El segundo de los hijos se llama Víctor. Trabaja en una compañía como contable. Encadenó un contrato de prácticas con uno temporal en la misma empresa. Confía en pasar a ser indefinido, lo que le dará estabilidad laboral para pedir un préstamo al banco y comprar una casa.
El más pequeño de la casa se llama Jorge. Está estudiando periodismo y hace prácticas en un periódico. Confía en pasar de ser becario a redactor en los próximos años. El último miembro de la familia es el abuelo Manolo, que sobrevive gracias a la pensión de jubilación que le ha quedado.
Año 2011
Esta es la foto de la familia García de hace tres años. Ahora esa situación ha cambiado. Volvemos a 2011. Mercedes ha sido víctima del estadillo de la burbuja inmobiliaria. No se vende ni un piso.La empresa le ha despedido. Su indemnización se ha quedado en una migaja, con la reforma laboral que abarató el despido. La promotora le pagó 25 días por año trabajado frente a los 33 de antes.
Menos mal que Juan es funcionario. Hay una nómina que entra en casa, pero a él también le ha afectado la crisis. El Ejecutivo bajó el salario una media del 5% a los funcionarios. Así que su retribución ha menguado.
Además de que los ingresos de la familia García han bajado, tampoco cuentan como contribuyentes españoles de los 400 euros que prometió el presidente del Gobierno en la precampaña electoral de 2008.
Menos dinero en los bolsillos y más cara la vida. Mercedes con 100 euros hacía la compra de la semana para la casa. Ahora esa cantidad es superior, debido a que el IVA ha crecido del 16% al 18%. Una subida que sumada al encarecimiento de las gasolinas y la hipoteca ha elevado los gastos de la familia.
La hija mayor, María, también sobrevive y eso que ahora tiene que alimentar una boca más. En enero de este año, nació su primer hijo, pero no ha llegado a percibir el cheque bebé de 2.700 euros que daba el Gobierno.
Los sueños de Víctor de comprarse un piso se han evaporado. Continúa trabajando en la empresa como temporal y su idea de pasar a ser indefinido se ha esfumado. Ya se lo ha comunicado su superior. La actividad de la empresa se ha congelado, por lo que le prorrogarán esos contratos temporales hasta que pase la crisis, tal y como establece la nueva normativa.
Víctor sabe que esa inestabilidad laboral le cerrará las puertas a acceder a un préstamo y adquirir una casa. Tampoco disfrutaría de las deducciones ficales por comprar una primera vivienda. La precariedad laboral es mayor aún para el pequeño de la familia García. Su jefe le ha comunicado que debe apuntarse a un curso de fotografía para que le puedan hacer un contrato de formación.
Trabajará seis horas semanales, oficialmente le matiza su jefe, y cobrará 641 euros que es el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Pese a las pésimas condiciones, Víctor es consciente que es la única forma de quedarse en el periódico. Lo peor de todo es que esa situación de trabajar y estudiar se puede prorrogar hasta los 30 años, según el último cambio.
Por último, el abuelo Manolo ha dejado de ir a tomar café todas las tardes con sus amigos en la asociación. ¿El motivo? Ha perdido capacidad adquisitiva proque su pensión se ha quedado congelada, mientras que los precios crecen.
Fuente: lainformacion.com
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