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sábado, 20 de agosto de 2011

Anochece en Barcelona, amanece en la Torre Agbar

INDRETS | Terracita con vistas

Vistas desde el Hotel Silken Diagonal. | S. C.
Vistas desde el Hotel Silken Diagonal. | S. C.

Anochece en Barcelona pero amanece en la Torre Agbar. El sol lanza sus últimos latigazos cuando, a las 21.00 horas, el emblemático edificio enciende su fachada y muestra sus ya características luces rojas y azules. Son dos horas mágicas durante los días laborales, tres en caso de los festivos. Un espectáculo que merece sentarse, relajarse, pedir una copa mientras se prepara la cámara de fotos... y disfrutar del momento. Ese instante, breve pero intenso, gana cada día más adeptos. Sobre todo en esta época del año, tan dada a los instantes irrepetibles.

Acudir al encendido de la Torre Agbar cuando se apaga el cielo necesita un escenario. Y ése es una terraza. La del Hotel Diagonal, sin ir más lejos, se antoja como una de las más curiosas por tratarse de la de su vecino. En ese espacio, en el que los clientes pueden disfrutar de su piscina y los turistas de su servicio de bar, los ojos no dejan de posarse en esa iluminación que, de soslayo, arropa a los visitantes.

Para Sergio Berriozabal, subdirector de dicho hotel, la sorpresa suele ser el primer impacto entre los curiosos que acuden a la llamada de este punto de encuentro barcelonés. "La gente alucina. Es más, algunos no se esperan unas vistas tan asombrosas de la Torre Agbar", explica. Es ahora, en verano, cuando "más visitas se producen" por la peculiaridad del iluminado. Aunque todo el año se suceden los asistentes, sean de la zona, de la ciudad, o de fuera de ella, es en estos días de estío cuando más personas ascienden al último piso del hotel.

"Es un rincón diferente para el turista y el cliente. También se trata de un reclamo porque es un edificio singular de diseño que sigue la línea que impera en la ciudad, en su arte contemporáneo. No cabe duda de que impresiona tener tan cerca un edificio así", sentencia Berriozabal.

Tanto es así que en la dirección del hotel ha organizado fiestas temáticas y eventos de distinto calado. Tomar una copa y pasar un buen rato en un enclave así bien lo merece. "Somos unos privilegiados porque desde nuestra terraza vemos la Torre Agbar y, de soslayo, la Sagrada Familia. Además, hay vistas al mar y nos llega muchas veces su brisa", afirma Berriozabal, que tilda como "espectáculo" el encendido del carismático edificio.

La cercanía entre la Torre Agbar y la susodicha terraza es tal que algún que otro visitante ha estirado más de la cuenta el cuello para contemplar y deleitarse con el edificio. Los turistas llenan la zona, no sólo en este pedacito de espacio, sino también en sus alrededores para poder disfrutar del momento.

La obra de Jean Nouvel se ha convertido por méritos propios en uno de los puntos claves de la Barcelona actual. Por originalidad e innovación, por diseño. El faro barcelonés enciende la ciudad cuando el sol se oculta. Y la gente, sea de donde sea y venga de donde venga, pueda disfrutar de sus rayos de luz.

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