Obra de Mayte Vieta en la Maior. G. Sas |
GEORGINA SAS. PALMA A finales de 2009 el Espai 13 de la Fundació Miró de Barcelona abrió un ciclo sobre el análisis visual del silencio y en la que cinco artistas de diferentes países lo representaban a través de fotografías, instalaciones y objetos. Mayte Vieta (Blanes, 1971) inauguró el proyecto a partir de una palabra y un concepto tan difuso como puede ser el silencio, y en ese momento optó por unas fotografías en las que se veía desnuda dentro del agua. Pero no sumergida en una agua clara y transparente sino en un entorno oscuro, negro, con una negación absoluta de la luz y dónde sólo destacaba su cuerpo blanco e ingrávido. Un tríptico que en sí mismo, era una experiencia silenciosa y especialmente atractiva para el espectador.
Ahora con La mirada transparente presenta su última obra site-specífic para Maior con cinco fotografías, dos cajas de luz, dos esculturas y una instalación. Mayte Vieta dice que las palabras y el tiempo son los protagonistas, y para capturarlos nos los presenta a través del instante que ofrece la fotografía centrada en la naturaleza. Sigue una misma dirección plástica, bastante acertada, en la que nos sentimos transportados a enormes extensiones, en la que el hombre ni aparece porque se convertiría en un intruso e insignificante espécimen.
Pero donde la artista parece sentirse más libre en este proyecto son en las instalaciones de factura compleja como aparentemente simples; trabajos donde confluyen una sensibilidad plástica y el gesto delicado, pero que no terminan de enlazar con el discurso anterior; coexisten diálogos buscados pero entremezclados con desconcierto.
La historia del arte, de Oriente a Occidente, ha elaborado imágenes dobles, la llamada polisemia visual, las perspectivas múltiples y las fantasías derivadas de paisajes extravagantes. Los espejos nos invitan a ser vouyeurs de escenografías casi secretas y visiones aparentemente inaccesibles. Esta multiplicidad de imágenes sitúan al espectador en una campo de cierta relatividad de la percepción y nos ofrecen un efecto hipnótico que nos descubre la belleza de la naturaleza en sus procesos más dilatados. Algo parece vivo dentro de un espacio inanimado y nos evoca la magia de la no-permanencia.
Mayte Vieta
La Mirada transparente
Galería Maior
Can Sales, 10 (Palma)
Hasta finales de julio
Fuente: diariodemallorca.es
Ahora con La mirada transparente presenta su última obra site-specífic para Maior con cinco fotografías, dos cajas de luz, dos esculturas y una instalación. Mayte Vieta dice que las palabras y el tiempo son los protagonistas, y para capturarlos nos los presenta a través del instante que ofrece la fotografía centrada en la naturaleza. Sigue una misma dirección plástica, bastante acertada, en la que nos sentimos transportados a enormes extensiones, en la que el hombre ni aparece porque se convertiría en un intruso e insignificante espécimen.
Pero donde la artista parece sentirse más libre en este proyecto son en las instalaciones de factura compleja como aparentemente simples; trabajos donde confluyen una sensibilidad plástica y el gesto delicado, pero que no terminan de enlazar con el discurso anterior; coexisten diálogos buscados pero entremezclados con desconcierto.
La historia del arte, de Oriente a Occidente, ha elaborado imágenes dobles, la llamada polisemia visual, las perspectivas múltiples y las fantasías derivadas de paisajes extravagantes. Los espejos nos invitan a ser vouyeurs de escenografías casi secretas y visiones aparentemente inaccesibles. Esta multiplicidad de imágenes sitúan al espectador en una campo de cierta relatividad de la percepción y nos ofrecen un efecto hipnótico que nos descubre la belleza de la naturaleza en sus procesos más dilatados. Algo parece vivo dentro de un espacio inanimado y nos evoca la magia de la no-permanencia.
Mayte Vieta
La Mirada transparente
Galería Maior
Can Sales, 10 (Palma)
Hasta finales de julio
Fuente: diariodemallorca.es
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