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lunes, 4 de julio de 2011

Bildu 2016

Que le pregunten al alcalde bildutarra si considera que San Sebastián representará a España

Día 02/07/2011 - 23.20h
Quién podría ser tan tan bobo, tan cándido, tan gaznápiro, tan cacaseno, tan huevofrito y tan mamacallos como para insinuarle al jurado que eligió a San Sebastián como Capital Europea de la Cultura 2016, que incluyera en el acta una alusión a la paz? Quizá nunca lo sepamos, pero esa chirriante coletilla ha puesto en pie de guerra a tirios y troyanos. Descarto a los malvados y los perversos porque los malos suelen echarse una siestecita de cuando en vez, mientras que los tontos, los necios y los bellacos nunca descansan.
Si el jurado se decantó por San Sebastián en atención a sus múltiples y maravillosos méritos culturales, nadie habría dicho ni pío. Nadie habría rechistado. Nadie se habría salido del tiesto. Pero todo indica que hubo alguien poseído de un ansia infinita de paz, que vio en la elección de San Sebastián una ocasión pintiparada para consagrarse como paladín de la paz. Y esa criaturita la cagó, pero la cagó como quien se caga en la tapa del órgano. ¿Existe alguien así en las esferas más altas del poder? ¿Alguien con un poder como el rey Midas pero con la mano tipo purgante, que lo que toque lo cague? Cuesta creer que pueda haber alguien así. Así de papanatas.
Siempre me gustó la expresión española «tonto del culo», que encuentro del todo equivalente al peruanísimo denuesto «huevón a la vela», pues los «tontos del culo» y los «huevones a la vela» jamás desperdician una oportunidad para quedarse quietos y calladitos. ¿Quién se tomaría la molestia de sugerir que constara en el acta que la designación de San Sebastián como Capital Europea de la Cultura 2016 premiaba su apuesta por la paz? Un «tonto del culo», pues sólo un «tonto del culo» es capaz de no pensar en las consecuencias de tales consideraciones en Burgos, Córdoba, Segovia, Las Palmas y Zaragoza, las otras ciudades finalistas.
Juan Alberto Belloch, alcalde socialista de Zaragoza y ex-ministro de Justicia e Interior, ha montado un pollo. Rosa Aguilar, ex-alcaldesa de Córdoba y ministra del régimen socialista, ha puesto el dedo en la misma llaga. ¿Quiénes son los mindundis del jurado para insinuar que en Córdoba o en Zaragoza no se apuesta por la paz? ¿Por qué los seis «técnicos» del Ministerio de Cultura no le enmendaron la plana a los siete «expertos» europeos? ¿Será que la coletilla por la paz no fue una sugerencia de los jurados extranjeros?
Todos los que hasta ahora no han podido arrancarle a los representantes de Bildu una condena al terrorismo de ETA lo tienen ahora más sencillo: que le pregunten al alcalde bildutarra si considera que San Sebastián representará a España como Capital Europea de la Cultura en el año 2016. ¿A que dirá que San Sebastián no representa a España? Pero Bildu no engaña a nadie, salvo a los tontos útiles y a los «tontos del culo». La designación de San Sebastián era la maldad perfecta que nunca se habría podido demostrar, pero nadie contó con el ente y su arrancada supersónica hacia los cerros de Úbeda. Ser malvado es malo, pero peor es quedar como cojudo.

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