Don Ignacio Plaza Rodríguez |
12 junio 2010
Ignacio Plaza, de Santo Tomé al Parnaso de la narrativa y la poesía
Jueves, 27 de Mayo de 2010 11:57 Diario JAEN CULTURA - NOTICIAS CULTURALES
Su nombre es Andrés Ignacio Plaza Rodríguez pero, a la hora de firmar sus libros, abrevia y lo deja en un escueto Ignacio Plaza. Siempre le gustó escribir, y ha sido a raíz de su jubilación cuando ha cogido la pluma en serio. Escribe tanto narrativa como poesía y ya tiene cinco títulos en la calle.
Ignacio Plaza ha sido noticia, últimamente, en diferentes medios de comunicación de ámbito regional y nacional, porque a sus 94 años cursa los estudios universitarios de Historia en la Uned. Una espinita que quiere sacarse, pues él ya fue universitario cuando la II República y contaba 20 años cuando estalló la Guerra Civil.
Natural de Santo Tomé, Ignacio Plaza estudió Bachillerato en Villacarrillo y Baeza, y Magisterio en Jaén en 1934. Fue presidente de la Federación Universitaria de Estudiantes (FUE), una organización de índole político y republicano. Siempre pensó que esa militancia le acarrearía problemas con la pax romana de la postguerra. Como maestro fue destinado a La Guardia, pero él optó por quitarse de la quema y se marchó a Asturias. “Yo no había hecho nada, pero estaba significado por haber sido presidente de la FUE”, comenta. Eso le llevó a abandonar definitivamente las tierras jiennenses, aunque siempre ha llevado a su pueblo, Santo Tomé, en el corazón. “Conseguí un certificado de buena conducta como maestro nacional y con él pude sacar unas oposiciones como jefe del Servicio Nacional de Productos Agrarios, o “del trigo”, el Senpa, donde mi expediente era uno más”, recuerda. Con ese cargo fue destinado a Extremadura y allí conoció a la que sería su mujer, y fijó su hogar en el pueblo cacereño de ella, Aldeacentenera, cercano a Trujillo. Allí montó una pequeña industria de quesos de cabra que ha obtenido diversos premios. En 1951 publicó un libro de poesía, Oasis, pero fue a raíz de su jubilación cuando dio rienda suelta a su aluvión de creatividad literaria. Tiene publicadas dos novelas, En carne viva y El abate loco, y un libro de carácter histórico, Un rincón entrañable de Extremadura, pues la historia es otra de sus pasiones. Ahora, comenta Ignacio Plaza, tiene en capilla a punto de publicar otros dos títulos: Fernando III y los arrabales extremeños, y la novela corta El emigrante. Ignacio Frías /Jaén
Natural de Santo Tomé, Ignacio Plaza estudió Bachillerato en Villacarrillo y Baeza, y Magisterio en Jaén en 1934. Fue presidente de la Federación Universitaria de Estudiantes (FUE), una organización de índole político y republicano. Siempre pensó que esa militancia le acarrearía problemas con la pax romana de la postguerra. Como maestro fue destinado a La Guardia, pero él optó por quitarse de la quema y se marchó a Asturias. “Yo no había hecho nada, pero estaba significado por haber sido presidente de la FUE”, comenta. Eso le llevó a abandonar definitivamente las tierras jiennenses, aunque siempre ha llevado a su pueblo, Santo Tomé, en el corazón. “Conseguí un certificado de buena conducta como maestro nacional y con él pude sacar unas oposiciones como jefe del Servicio Nacional de Productos Agrarios, o “del trigo”, el Senpa, donde mi expediente era uno más”, recuerda. Con ese cargo fue destinado a Extremadura y allí conoció a la que sería su mujer, y fijó su hogar en el pueblo cacereño de ella, Aldeacentenera, cercano a Trujillo. Allí montó una pequeña industria de quesos de cabra que ha obtenido diversos premios. En 1951 publicó un libro de poesía, Oasis, pero fue a raíz de su jubilación cuando dio rienda suelta a su aluvión de creatividad literaria. Tiene publicadas dos novelas, En carne viva y El abate loco, y un libro de carácter histórico, Un rincón entrañable de Extremadura, pues la historia es otra de sus pasiones. Ahora, comenta Ignacio Plaza, tiene en capilla a punto de publicar otros dos títulos: Fernando III y los arrabales extremeños, y la novela corta El emigrante. Ignacio Frías /Jaén
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