Porque como cocinero, hay pocas cosas comparables a visitar un mercado de abastos en el momento en que salimos de nuestra aséptica y "civilizada" jaula de oro antibiótico occidental.
Un paseo por un mercado en Mumbai, India, me devuelve a la realidad más absoluta y sensorial de mi oficio. Deambulo por los pasillos del Crawford Market, un vetusto mercado de origen colonial inaugurado en 1868 en el sur de la ciudad. De gusto un trozo de kakio de mango cortado con un oxidado y viejo cuchillo. Comento -cada uno con nuestro particular acento inglés con el propietario de la parada las bondades de sus productos, mientras tira de mi camiseta –literalmente un comerciante de especias para" venderte" sus "mejores currys del mundo". Son experiencias imposibles de encontrar desgraciadamente hoy en día en ningún mercado de ninguna ciudad de occidente.
Un cerveza local bien fría a pié de calle, un cuenco de "Biryani" (arroz basmati con cordero picante) comido con un retorcido tenedor mas viejo que tú mismo, mientras calmas el ardor de tu boca entre trago de cerveza y un bocado de "Naan" mojado en una ensalada de yogurt y pepino, acaban por magnificar la experiencia.
Lejos quedan las normativas comunitaria solas estrictas normas de la ministra de turno de Sanidad. La vida sigue y no les veo ni especialmente enfermos, ni demasiado estresados. ¿Será que algo hacemos nosotros mal?
Fuente: aDn.es
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