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viernes, 28 de octubre de 2011

La ley del deseo

28-10-11 12:31 

De joven promesa almodovariana a actor latino más influyente de Hollywood, Antonio Banderas es también un exitoso empresario que ha incursionado en el cotizado rubro de las endorsed fragrances y la ancestral industria vitivinícola española, con una etiqueta de edición limitada que se cotiza en 175 euros.

 
Camila Fronzo
Quizá sea por la fusión entre selva y ciudad, que combina morros y playas morosamente tropicales con rascacielos y tráfico intensamente metropolitanos. O gracias al Cristo Redentor, considerado una de las siete maravillas del mundo moderno, que vigila a los 12 millones de habitantes cariocas desde el cerro del Corcovado. A Río de Janeiro le sobran motivos para ocupar el primer puesto entre las ciudades más felices del mundo, según un ránking publicado en la revista Forbes. Sede de los Juegos Olímpicos de 2016, y una de las ciudades brasileñas en donde se jugará el Mundial de Fútbol 2014, la cidade maravilhosa fue el escenario que eligió el actor y entrepreneur Antonio Banderas para presentar una de sus más recientes fragancias, así como una exposición de fotografías realizadas por él mismo e inspiradas en la palabra secreto, concepto que se ha convertido en el sello de su participación en el segmento de perfumes por su alusión al magnetismo latino y al misterio masculino, dos de las virtudes que catapultaron al ex chico Almodóvar al podio de Hollywood.

Es miércoles en Río. Y la avenida Atlântica desborda de gente ahora que el sol empieza a descender. Desde el ventanal de la suite del Copacabana Palace Hotel, uno de los más antiguos de la ciudad, se advierte cómo cientos de personas en miniatura cambian su look corporate por outfits deportivos, alistándose para entrenar en la playa. Una voz interrumpe la ensoñación contemplativa: "Tuvimos una tormenta bien guapa, así que llegamos a los tumbos". Así describe Antonio Banderas su aterrizaje en la ciudad carioca. Una entrada triunfal que, pronto, revela que el protagonista de La leyenda del Zorro no necesita capas, antifaz, espada ni caballo: bastan una remera lavanda y un pantalón nude para dar testimonio de su legendaria sensualidad.

Nacido en Málaga, en la comunidad de Andalucía, en 1960, la trayectoria artística de José Antonio Domínguez Banderas empezó en la movida madrileña de los años '80, cuando protagonizó obras de Bertolt Brecht y William Shakespeare en las tablas del Teatro Nacional de España. Fue entonces cuando llamó la atención del director de cine español Pedro Almodóvar, con quien filmó su primera película, Laberinto de pasiones, en 1982, dando inicio a una colaboración que, durante una década, sumaría títulos tan taquilleros como Matador, Átame, La ley del deseo y Mujeres al borde de un ataque de nervios, que se alzó con una nominación al Oscar en 1988.

Su nombre -su acento, su estampa, su sex appeal- empieza a resonar en Hollywood hacia 1991, año clave para su posicionamiento en el star system al ser convocado para compartir escenas con la Reina del Pop (A la cama con Madonna) y protagonizar Los reyes del mambo, considerado el filme fundacional del boom latino en la cinematografía estadounidense. En un ascenso vertiginoso, Banderas comparte cartel junto a figuras consagradísimas, como Tom Hanks (Philadelphia), Tom Cruise y Brad Pitt (Entrevista con el vampiro), Angelina Jolie (Pecado original) o Jeremy Irons y Meryl Streep (La casa de los espíritus). Pero el éxito y reconocimiento masivos llega con Desperado, la segunda parte de la trilogía de mariachis justicieros dirigida por Robert Rodriguez. Desde entonces, suma blockbusters como La máscara del Zorro y La leyenda del Zorro (ambas junto a Catherine Zeta-Jones), la saga para toda la familia Spy Kids y el fenómeno de animación computarizada Shrek, donde le da voz al Gato con Botas, personaje que hacia fines de 2011 será protagonista de su propia película.

Pero la actuación no es su única pasión. Porque, hace casi 15 años, incursionó en la industria del beauty care a través de Antonio Banderas Fragrances, que lleva 10 títulos concebidos en colaboración con Puig, la barcelonesa compañía de perfumes y cosméticos pionera en asociar aguas y esencias con los atributos de imagen de actores, cantantes, diseñadores de moda y otras estrellas mediáticas. Además, gestiona la productora Green Moon, responsable de filmes como Locos en Alabama -su primer largometraje como director- y El camino de los ingleses. Por otra parte, en 2009 apostó por una bodega española ubicada en la Ribera del Duero, provincia de Burgos, a la que bautizó Anta Banderas, cuya etiqueta estrella es la edición limitada A de Anta, que se cotiza en 175 euros. Y, hombre de su tiempo, desarrolla una intensa labor solidaria: Secretos sobre negro, la exposición que resume su poco conocida faceta como fotógrafo artístico y ya se montó en Nueva York, Madrid, Río y Buenos Aires, recaudó 290 mil euros, que fueron destinados a beneficio de distintas organizaciones, como la Fundación Blas Méndez Ponce, para niños con cáncer, en España; Broadway Cares, que lucha contra el VIH/SIDA, en Estados Unidos; y la ONG RIOinclui, que apoya a personas minusválidas, en Brasil. En tanto, en la Argentina, Banderas apadrina, desde 2007, dos de las 46 habitaciones de Casa Garrahan, que brinda hogar a los chicos del interior del país mientras cumplen sus tratamientos por enfermedades complejas en los hospitales Elizalde, Garrahan y Gutiérrez.

"Ser joven no es tener una edad, es una manera de vivir", proclamó un emocionado Antonio Banderas en julio pasado, cuando recibió el Premio Juventud, en Miami, un reconocimiento de la influyente comunidad latina a su trayectoria.

Ahora que es miércoles en Río y que el sol es una sombra recortada contra el horizonte, más allá de la avenida Atlântica, el actor español más exitoso y querido de la cinematografía hollywoodense demuestra que ya no necesita de máscaras para vivir.

Las mil y una caras

A los 51 años, Banderas mantiene ese dejo de picardía en su sonrisa tan típico de los niños. Y acompaña cada palabra con gestos enfáticos, réplica de la exageración con que los chicos cuentan sus aventuras del día. Claro que, ahora, no es ingenuo ni desmedido al analizar los orígenes y motivaciones de su faceta empresarial.

En 1997 lanzó su primer perfume. Hoy, con el debut de The Golden Secret, ya suma 10 productos a su portfolio de fragancias junto a Puig. ¿Cómo surgió la idea de incursionar en esta industria?

Unos amigos en Málaga me propusieron, en un momento determinado, lanzarme a algunas aventuras empresariales. En principio, les dije: "Sí, vamos a hacerlo". Claro que no tenía mucha idea de cómo iniciarme como emprendedor pero después me fui enganchando, poco a poco, y se convirtió en algo apasionante.

En efecto, podría decirse que la historia de Antonio Banderas como empresario es la historia de sus esencias. Su debut en el segmento llegó de la mano de Diavolo, que apelaba a su transgresora y sexy imagen de ícono latino. El éxito de ventas fue tan rotundo que lo animó a editar Mediterráneo, un homenaje al luminoso y cambiante mar que lo inspiró a soñar en grande. La tercera creación, bautizada Spirit, fue su primera fragancia lanzada en Estados Unidos, una alegre celebración de sus orígenes. Enseguida, y en coincidencia con su popularidad en el star system hollywoodense, llegó su perfume homónimo, señal de reconocimiento definitivo para toda celebrity que se precie.

De la mano de su triunfo en Broadway con el protagónico en el musical Nine -que le valió su primera candidatura a los premios Tony-, llegó Blue Seduction, que implicó un cambio radical en su imagen de campaña: el sex symbol misterioso dio paso a un galán maduro de sensualidad reposada. La apuesta por la sofisticación vinculada al concepto de masculinidad y self-confidence se afiló con Seduction in Black y se desestructuró con The Secret, donde se anima a reconocer que ser objeto de deseo es algo que le ocurre a pesar de sí mismo. "Mi afición por las fragancias viene de muy lejos, se remonta a muchos años atrás, cuando todavía llevaba pantalones cortos y brechas en las rodillas. Para mí el perfume ha sido siempre un regreso, una mirada nostálgica a mi infancia, a mi colegio, al sabor de mi primer beso, a mi tierra malagueña; en definitiva, a mis raíces y a lo que hoy soy", proclama en su sitio web. Se entiende, entonces, el espíritu de su reciente lanzamiento: The Golden Secret es el as en la manga que todo seductor serial se reserva para mantener su vigencia.

¿Cuál es la diferencia entre ese inicio intuitivo en el segmento de las fragancias y su reciente incursión en la industria vitivinícola española?

El mundo del vino siempre me ha atraído. Y la bodega es un proyecto más romántico. Es una aproximación distinta al tema del perfume, que es una cosa empresarial y será siempre un attachment. Pero el vino era algo que venía buscando desde hace tiempo. Sí, claro, me gusta un vasito de vino por la noche. Pero no soy un gran bebedor, sino que disfruto de esa cosa medio sibarita de abrirlo, probarlo, jugar con ello. Después, la tierra: me gusta el contacto con la uva, con los procesos, con la naturaleza. Es un lugar de lo más precioso.

Además, sigue actuando, cantando, produciendo, dirigiendo. ¿Qué es lo que más disfruta hacer?

Actuar, contar historias, eso es lo que más me interesa. Lo que me está pasando últimamente es que también estoy buscando nuevos formatos para hacerlo. Ya he practicado la dirección y voy a seguir ese camino, que cada vez me atrae más. Ahora mismo, con mi productora Green Moon, hemos llegado a importantes acuerdos con Vértice 360º, una compañía de Madrid; con Quinta Communicatios, en Francia, y con el director Luc Besson, para la compañía de animación que tenemos en Granada. Además, voy a actuar en Autómata, que también voy a producir, una historia de ciencia ficción de autor, al uso estadounidense, aunque no vamos a contar con el mismo presupuesto (sonríe).

¿Por qué decidió cruzar detrás de cámara?

Me produce una satisfacción distinta que, quizá, me ha venido con la madurez (ríe). Es la satisfacción de ver cómo puedes crear una cosa, ¿no? Y regarla, ver que va creciendo. Y uno dice: "Joder, si empezó muy pequeñita y, de repente, se ha convertido en algo mucho más grande". Y, la verdad, es que eso me produce una satisfacción que no es la misma que sentía al actuar. Es otra cosa, no tan directa, porque estás en el background. Me apetecía, al mismo tiempo, apoyar compañías que fueran españolas. Y aquí estamos, divirtiéndonos.

Universo poético

Iluminado, el Cristo Redentor observa la ciudad de Río de Janeiro desde el cerro del Corcovado. Es una noche cálida, sin viento. En el barrio de Botafogo, la entrada del Palácio da Cidade luce como un evento de Hollywood: autos de lujo, palmeras, curiosos y una red carpet. Entre cámaras y flashes, unos 200 invitados llegan a la exclusiva gala. ¿El motivo? La exposición y subasta de la veintena de fotografías artísticas realizadas por Antonio Banderas, Secretos sobre negro, que descansa, escaleras arriba, en el corazón de la mansión carioca de los años '40. "Lo que ven aquí es el trabajo de un aficionado", señala el español, desde el escenario, en un discurso tan minimalista y low profile como su look de terno black, camisa blanca y corbata ausente. Después, se mezcla entre la multitud vip. Mientras tanto, un hombre anuncia el inicio de la subasta, que hacia el final de la noche habrá recaudado 260 mil euros.

Mujeres que ríen y se burlan de sus hombres. Mujeres que sufren y revelan sus cuerpos golpeados, sangrantes. Mujeres sedientas de venganza, seguras de sí mismas y dispuestas a defender su género. Al pie de cada fotograma, tan artístico como conceptual, cada uno tomado por Banderas, un poema que también lleva su firma.

¿Cuál es el punto de partida de sus fotografías?

He tratado, de alguna forma, de aportar mi mirada a algo que me molesta. En los últimos tiempos, España ha tenido una lucha muy fuerte contra lo que nosotros llamamos la violencia de género. Se ha legislado contra eso y, sin embargo, parece no parar. Era un tema que estaba ahí, latente, en algún lugar mío. Al plantearme hacer fotos, la idea de la mujer surgió en mi cabeza. Habiendo en España mucha mitología alrededor del asunto, traté de jugar con ello con una cierta ironía, con un cierto humor, con una cierta teatralidad. Todas las fotos son muy teatrales, muy posed. ¡Pac! Es como si las observáramos, prácticamente, desde la primera o segunda fila de un patio de butacas de un teatro. Siempre he abogado por un papel de la mujer más predominante en la sociedad actual, casi como una solución, por un hecho muy simple y, quizá, no razonado completamente en profundidad: la mujer es madre y, al acarrear un bebé durante nueve meses en su vientre, adquiere un respeto mayor por la vida. La historia de la humanidad ha estado gobernada por el hombre y no nos ha ido demasiado bien. Por lo tanto, esta es una alternativa que reivindico.

¿Y cómo aplicaría esa teoría a situaciones concretas?

Las mujeres que ascienden en corporaciones, en bancos o en política se ven obligadas, de alguna forma, a mostrar los mismos músculos que el hombre. A veces, hay un cierto travestismo en ello: se hacen más fuertes que los hombres para demostrar que sí, que se puede hacer. Yo abogo por todo lo contario: la femineidad en tanto forma de entender la vida de otra manera.
Tanto esta exposición como su nueva fragancia apelan a la palabra secreto. ¿Qué lo identifica tanto con ese concepto?

A ver: yo no soy un vendedor de perfumes. Me he dedicado a actuar, a dirigir y a producir películas. Ese es mi mundo. La gente de Puig se dio cuenta de que el universo de los perfumes me producía un estado de fascinación, por lo cual se convirtieron en productores de distintas fórmulas donde yo puedo dar salida a esos espacios creativos que tengo, que no se conocen, que forman parte de mi mundo interior, de mis hobbies. Y jugamos con la palabra secreto como hilo de todo. Al mismo tiempo, ligamos la exposición con algo que sí formó parte del proyecto desde el principio: el fin benéfico, porque todas las acciones de relaciones públicas de Antonio Banderas Fragrances tienen que estar vinculadas con actividades solidarias. Y la idea de la exposición es perfecta: me divierto haciéndolas, voy a los sitios enseñando otra faceta mía y, al mismo tiempo, la venta de las fotografías me deja decir: "Venga, vamos a dedicar este dinero a esta fundación".

La relación entre sus fotos y los poemas-epígrafe es simbiótica. ¿Fue su intención desde el inicio?

No hubo ninguna foto impuesta, ni siquiera el tema. Algunas de las imágenes son fuertes: hablan de mujeres independientes, fuertes, quizás agresivas, que saben manejar la ironía. Hay que entender su guiño divertido, aunque oscuro. Con respecto a las poesías, surgió casi como una casualidad, durante un vuelo: empecé a anotar ideas, historias y diálogos que se me iban ocurriendo, sin tratar de remar, simplemente prosa poética. La escritura y la fotografía han sido dos cosas que he hecho siempre, pero como pasatiempo. Nunca he tenido pretensiones de ser profesional, ni las tengo ahora... todavía (sonríe). De todos modos, si sigo haciendo exposiciones, siempre será bajo el concepto de arte con fines benéficos. Ahora ya me apetece meterme en un estudio otra vez: se me han ocurrido otras ideas, con otros conceptos e historias detrás. Quizás podría hacer una serie de libros, para que queden ahí, ¿verdad? De todos modos, son proyectos no profesionales, admitiendo absolutamente mi papel de aficionado, de aproximado. Es un juego para mí.

Andaluz con corazón porteño

Antonio Banderas llegó a la Argentina por primera vez en 1984, con 23 años, para presentarse, junto con el actor argentino, Alfredo Alcón, en el Teatro Cervantes. Se cumplía un año de la asunción del presidente Raúl Alfonsín. "Fue una experiencia muy especial. El país acababa de salir de una dictadura terrible, estaba muy traumatizado y muy herido. La gente estaba noqueada. Se notaba en las calles, en las confiterías. Yo lo advertía mucho en la gente con la que hablaba", evoca el actor, quien también pasó aquí una temporada, en 1990, durante el rodaje del musical Evita, que protagonizó junto a Madonna. Y, en 2007, en ocasión de la gira promocional de sus fragancias, fue la primera estrella internacional en ser recibido oficialmente por la recién asumida presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

¿Cuál fue su primera impresión al llegar al país?

Cuando uno trabaja en el teatro y en el cine se relaciona mucho con la ciudad que lo acoge, pues los técnicos siempre están alrededor: uno está trabajando en una película y hay 150 personas de ese país, de todas las clases sociales, desde los carpinteros hasta los productores. Entonces, esa mini Argentina que conocí me permitió darme mucha cuenta de lo que estaba ocurriendo en el país. Fue doloroso, pero bello al mismo tiempo, porque se veía que la gente quería salir de aquello. Además, desde ese momento soy un enamorado de los actores argentinos. He trabajado con muchos en España, como Héctor Alterio y Cecilia Roth.

¿Siente algún vínculo especial con la Argentina?

Diría que, quizás, la Argentina haya sido el país con el que yo más me he relacionado. He hecho teatro y cine allí, pero también he viajado mucho, y los recuerdos son muy adorables. Recuerdo que, cuando llegué por primera vez a Buenos Aires, era como que conocía algo que nunca había visto. Quizás fue una cuestión de reflejos, casi de espejos con España. Iba por las calles y decía: "Joder, pero si parece Madrid o Barcelona". Era como vivir en una realidad alternativa. ¡Tendría que escribir un poema para contar mis sentimientos por Buenos Aires! (ríe). Es curioso, porque es una ciudad que tiene nostalgias hacia delante.

Siempre de cara al futuro. ¿Es su filosofía de vida?

Soy una persona que apuesta mucho por la alegría. Me gusta afrontar la vida con felicidad. Y tener muy presente que la única certeza absoluta que tenemos es la muerte. Entonces, todo lo demás es relativo. Eso lo tengo siempre muy presente y es lo que me hace vivir con tanta intensidad.

Perfil de un artista serial

Antonio Banderas tenía 19 años cuando se mudó a Madrid para empezar su carrera como actor. Allí, llamó la atención del director de cine Pedro Almodóvar, quien lo convocó para el cásting de Laberinto de pasiones, película con la que finalmente debutó, en 1982. Durante una década, la dupla generó otros tres filmes que marcaron época: Matador, La ley del deseo y Mujeres al borde de un ataque de nervios, que fue nominada al Oscar como mejor película extranjera.

Así, Banderas dejaba sus primeras huellas en Hollywood. En 1990, junto con el éxito almodovariano en Átame, fue convocado a participar en A la cama con Madonna, por pedido especial de la diva del pop. Su debut oficial en la meca internacional del cine llegó de la mano de Los reyes del mambo, en 1992. Al año siguiente, fue la pareja de ficción de Tom Hanks en la polémica Philadelphia, que se llevó dos premios de la Academia. Enseguida, el director Robert Rodríguez lo convocó como protagonista de Desperado. También acompañó a Tom Cruise y a Brad Pitt en Entrevista con el vampiro. Sin embargo, fue La máscara del Zorro, que estelarizó en 1998, la que terminó por consolidarlo como artista internacional.

Con 51 años, Banderas lleva filmadas 71 películas. Y va por más: a fin de año se estrenará El gato con botas, largometraje de animación protagonizado por el primer personaje de la saga Shrek que logra su propio título, y al que dotó no sólo de voz sino de su encanto latino.
Fuente: CRONISTA.COM

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